martes, marzo 27, 2007

Un sueño de Abril

Desde donde me encontraba logré divisarla al albor de una escalera en una instancia de peculiar familiaridad.
Sabía donde me encontraba, pero no sabía que hacía yo en ese momento y en aquel lugar. Lo único que me queda claro es que ella estaba allí al final de aquel breve camino, y parecía esperarme. Se mostraba serena y con aquella dulzura que me encantaba, me apresuré, corrí hacia ella para abrazarla y poder sentir latir su pecho junto al mío.

Enseguida la escena cambio. Ella se había marchado, el momento en que lo hizo, no lo sé, pero al fin y al cabo logré verla, abrazarla y que ella sepa que yo la quería.
Ahora estaba en una búsqueda, conmigo llevaba un perro que conocía hacía bastante tiempo, y que parecía guiarme hacia el encuentro de un ser, en el camino me enteré que se trataba del mejor can del mundo a quien en esta oportunidad buscábamos.

¿Pero en que sentido?, ¿Qué significaba esto?, ¿Quién sueña con perros y mensajes extraños transmitidos por estos?. No lo sé y tampoco es mi intención averiguarlo.
Seguí caminando y llegamos a una habitación, el perro conocido que me acompañaba emitió unos pequeños gruñidos, se escuchó que alguien del otro lado le respondía, pero el desorden presente en la habitación no permitía ver de donde provenía aquella respuesta. Así se la pasaron por algunos momentos con una comunicación más que extraña, aquellos dos seres hablaban de algo que yo no llegaba a comprender, hasta que por fin algo muy adentro me dijo que lo conocería, el mejor can del mundo, se hallaba delante de mi. Fue entonces que vi salir a un viejo perro pequeño y muy descuidado pero con algo muy grande en su interior.
Diego A.

viernes, marzo 16, 2007

La Niña Verde

Ahora que la tengo frente a mis ojos, lo comprendo totalmente, ella era mi niña verde. Ella era.
Ella era aquella niña que tantas veces vi acercarse y partir en sueños.
Mi niña verde, sus ojos negros y el cabello negro también, suelto y dócil, libre y borboteante cual manantial de corales sagrados cayendo suavemente sobre sus frágiles hombros desnudos.
La sonrisa de la luna y la mirada de mil soles, todos conjugados en ella, el inicio de la palabra y el fin de la vida, todos en su ser, un ser único y capaz de forzar la recurrencia en el pensamiento.
Capaz de acabar con cualquier ser, y a mí me congelaban sobremanera, comprender su magnitud debía entonces. Comprender debía la magnitud de su ser en el mío, con unos sesos completamente llenos de ella y un corazón pronunciando su nombre muy quedo e incesante.
Porque nada pasa sino hasta que debe suceder y nada acaba hasta que legue a su final.
La historia rota y sin principio, la canción callada y el alma serena, son todos de ella.
Hoy no la vi, tal vez debí escribirle ayer, sin embargo preferí dejar un mensaje suelto al viento que llegue a sus oídos, debe de haber llegado supongo, supongo que así debe ser, pues varias veces le he hablado al oído estando tan lejos de ella.
 
Diego A.
03/2007

jueves, marzo 15, 2007

Una carta sobre el Zahir

Espero que al leer estas líneas, comprendas que las hice pensando en ti.
Tómales cariño o simplemente léelas hoy y olvídalas mañana,como si nunca ubieras sabido de ellas.
Tal vez estas sean las últimas letras que te escriba y a la vez las primeras y únicas que te escribiré, no porque haya cambiado algo, sino porque todo cambio antes de aquel inicio que nunca llegó.
Una palabra que fluye así es mi último o acaso primer canto dedicado a tu nombre. Nombre que por demás es menester olvidar o tan solo dejar de mencionar, si acaso el olvido no es posible.
Olvidar es lo justo, sin embargo, la tarea no será fácil, más aún teniéndote tan cerca de mí. Imagino la rebelión de mis células intentando dejar de reaccionar a tu llamado; un oído acostumbrado a tu tonalidad, fingiéndose ensordecido para no ser encantado por tu dulce voz, unos ojos, muy pero muy cerrados para evitar toparse con tu gélida y sutil, pero ineludible y devastadora mirada, un olfato que dejará de funcionar para que el aroma de tu ser ya no penetre en mi interior, y unos labios estrechados fuertemente para que tu nombre no logre escapárseles por entre los dientes, y por ultimo mi ser en conjunto, viéndose obligado a dejar de sentir, condenado a la insensibilidad o peor aún, a la depresión.
Tratare de no claudicar en mi cometido Y a pesar de que a estas alturas sea lo primero que ya he hecho, quiero seguir pensando que aún me quedan fuerzas para luchar contra los estragos de tu ser en mi orbe.
Es hoy que he decidido cerrar este capítulo inconcluso sin principio, ni final. Pero una pregunta surge de repente y me atormenta de una manera atroz. ¿Como dejar de lado el “Zahir”?. Sí, como dejarte de lado, si eres aquel ser recurrente y perpetuo, capaz de desbordar la locura yaciente en los seres y a la vez capaz de llevarlos al cielo en un éxtasis ignoto. La dueña de mis pensamientos y la que controlaba hasta mis más débiles impulsos. Por eso he idea un modo de librarme de este suceso y es confrontar mi principal temor y decir lo que nunca antes se mencionó … hablarte cara a cara y terminar con un "Zahir" creciente, antes de que sea demasiado parte para poder emitir siquiera una sola palabra.
Diego A.
03/2007

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