miércoles, marzo 11, 2009

Él quería ser como yo, y Ella me odiaba

Te odio a muerte, como puedes ser tan imbécil – piensa Rubén mientras se toma la cabeza desesperado, angustiado y desencajado sobretodo -. Pues la joven que ahora se marcha a toda prisa dando grandes zancadas muy por delante de él acaba de darle un NO por respuesta concluyente, ante una declaración romántica hasta las huesos y que de haber sido cualquier otra la persona que hubiere recibido este mensaje, definitivamente que hubiera sido un SI la respuesta obtenida. Pero no fue así esta vez, él eligió mal una vez más, pues ella aún tenía algo más fuerte que un leve cariño hacia un tercero que nada tiene que ver con esta historia, y que sin embargo acaba por convertirse en el mudo protagonista, pues es doblemente odiado; lo odia un hombre y una mujer.

Rubén, lo odia porque no puede ser como él; porque a pesar de estar mejor preparado y contar con un historial académico destacado por su excelencia no ha conseguido un lugar en el mismo empleo donde su antagonista viene desempeñándose de un modo medianamente exitoso, o algún otro similar con una buena paga que le valiera la recompensa de tantas noches en vela y de aquel promedio conservado con tanto esmero que nunca bajó del 17.5 en la escala vigesimal. En contraste a eso a conseguido un empleo temporal y por completo mediocre, sin estabilidad alguna, pues nada le garantiza que tendrá un día más en aquel ambiente inadecuado donde podrá sudarse los lomos, y sentirse una vez más explotado e inconforme recibiendo por paga unos cuantos billetes muy por debajo del sueldo mínimo promedio. Pero este no es el principal motivo que lo lleva a odiarlo, pues su verdadera razón tiene nombre de mujer. Fernanda es su nombre, y Rubén está profundamente enamorado de ella y acaba de hacerle una declaración de amor, que ella muy a pesar suyo tuvo que rechazar, pues aún ahora, pasados más de 37 meses sigue pensando en aquel tercero que le llena los sesos de un modo ligeramente escalofriante y al que ambos ahora odian, sin saber que coinciden contundentemente en este hecho.
Ella lo odia porque él no la quiere y tal vez nunca la quiso en realidad del mismo modo que ella lo llegó a querer, y porque en ningún momento estuvo dispuesto a establecer una relación pública y seria con ella durante el tiempo que anduvieron saliendo. Estas, entre otras cosas un tanto más fuertes le valen de sobra para odiarle con todas sus fuerzas, pero hay algo de lo que se arrepiente sobremanera o de lo que no termina de arrepentirse por completo y es que lo que más le duele, es que en el fondo le ama con la misma intensidad de ayer aunque no quiera aceptarlo.
Él por su parte vive su vida a su manera, contento por sus éxitos y sus decepciones, seguro de estar haciendo lo correcto y lo equivocado a la vez, dejándose embriagar por las sutilice que le ofrece la vida mundana. Y no lo sabe pero sin darse cuenta ahora es el centro de la atención de dos personas, dos personas que convergieron en un mismo punto de una historia diferente y que sin querer hallaron a un mutuo enemigo a quien odiar.

Rubén, se siente frustrado, ahora que ella ha desaparecido por completo de su vista se deja caer al suelo, sus rodillas amortiguan la caída de su cuerpo, pero no hay nada que frene a su animo, que sin la menor contemplación, acaba por golpear estrepitosamente el suelo, mientras una parte no definida de su ser traga un puñado de tierra que se cierne bajo sus zapatos. Es entonces con todo el rechazo y la devastación anímica que puede sentir un ser hacia otro, acaba por maldecirlo por haberle hecho eso a ella, por haber dejado que se enamore perdidamente y no permitirle a otro a pesar de su clara ausencia ocupar su voluntariamente desierto lugar.
Con todas sus fuerzas Rubén, el joven que desea que ella, Fernanda lo ame, grita: Maldito “_________” (dice el nombre del tercero, el que ambos odian, pero por motivos legales ha sido obviado), seguido de un sinnúmero de improperios que no realzan en lo más mínimo la educación esmerada educación que obtuvo durante los cinco últimos años de una impecable carrera universitaria. Lo dice en un tono de voz un tanto excesivo y discorde, tanto así que un grupo de jóvenes que pasan por allí cerca le giran la vista a ver que sucedía. Y se topan con un hombre de saco y corbata arrodillado y abatido que solo grita con furia el nombre de otro hombre al que odia.

(Continúa?.....)

Diego A.
Marzo 2009

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