domingo, diciembre 08, 2013

De un adios en una mañana cansada

De un adiós

Hoy nos despedimos por última vez. Sé que no te volveré a ver, te marchas y aunque no quiera trato de aceptarlo y parecer resignado. Pero lo cierto es que no me resigno, no me resigno a perderte, ni mucho menos a olvidarme de ti.
 
Son ya tres días los que han pasado y no te veo, días que parecen infinitos y completamente ajenos a tu risa de niña, a tu tímida voz que me hablaba al oído, a tu mirada desnuda quemándome la piel. Y siento que no puedo, quiero acabar con todo, parar el tiempo, volver atrás, quedarme junto a ti de nuevo, tomar tu mano y ver como sonríes.
Pero no puedo, el tiempo pasó y tú y yo ya somos otros. Nos conocemos de ayer, pero ya es ahora, y en este ahora somos casi dos completos extraños. Sé que fui cobarde, que no hice nada y que tal vez esperabas que lo hiciera, pero ya nada de lo que haga cambiará lo que dejé de hacer ayer.

Y me pregunto si es que así debió de ser siempre; debí volverte a ver para nuevamente dejarte partir, debí quedarme callado mirando nuevamente cómo te esfumas a lo lejos, como tu sonrisa se la lleva el viento y como tu ser se borra de mi mente otra vez aunque yo no quiera.


En una mañana cansada

Me enamoré de ti en una mañana cansada, una mañana de esas en las que los párpados te pesan y mueres por ir a la cama, olvidar todo y no despertar hasta mañana.
Me enamoré de ti en una mañana cansada, cuando esos, tus ojos brillantes, me miraron y pude ver después de mucho que el que las cosas vayan bien no bastaba. Entonces empecé a vivir por ti, por tu sonrisa frágil, por tus manos siempre frías, por tu pelo a veces revuelto, por tus cálidas y sonrojadas mejillas, por tu alma inocente y por tu dulce mirada.
Me enamoré de ti en una mañana cansada, cuando te encontré de repente y reparé en que siempre tuve miedo al mirarte, miedo de enamorarme de esos tus ojos grandes que no son verdes ni negros pero que aun así me encantan.
Me enamoré de ti en una mañana cansada, sabiendo que dejaría de verte, que no debía de haberme enamorado, que había otra persona que me amaba y que tú tal vez ya amabas a alguien más.

Diego A.

miércoles, diciembre 04, 2013

Palabras que te dejé de decir

Es de noche, y debo confesar que siento los ojos cada vez más pesados, pero hay algo me detiene y me obliga a volver, esos mis ojos cansados hacia tu frágil y cautivante figura que se proyecta tenue en mi mente, pero poderosamente en mi alma.

Una palabra que quedó a medias o que tan solo fue cambiada por alguna con menor trascendencia, eso fue lo que dijo mi alma la última vez que te vio partir. La última palabra, esa que pronuncié, ya se ha ido, el viento se la llevo, pero quedaron tantas cosas a la deriva, flotando como dulces sueños no soñados o sucesiones no sucedidas, que me hablan de lo que ayer dejé de decirte.

Quiero, aunque sea tarde, que sepas, que las palabras que no dije son: Te amo, lo siento, se feliz.
Diego A.

Destacados