De
pronto recuerda aquel sueño; un déjà vu
que lo deja perplejo y al cual no le presto la debida importancia. Sobre
el cual no caben más conjeturas ni cavilaciones, al menos no a estas
alturas que ya nada importa; pues de todos modos su vida está por acabarse
y recordar posibles déjà vu’s
no le ayudarán a mantenerse con vida, al menos ahora ya no.
Reza una oración en silencio al padre, al cual por cierto nunca le oró salvo en los malos momentos, mientras acepta malamente su culpa e intenta redimirse de una vida calamitosa en un último acto de fe. Pero es tarde y tal vez el padre se encuentre ocupado escuchando algún pedido vano de algún fiel quisquilloso que lo debe haber atosigado con sus múltiples y obsesivas oraciones durante algo más de 1 año.
Su
vida ha sido una novela, o más bien un cuento corto entramado de unas 12 o 15
páginas a lo mucho, escrito por algún fatalista o algún orate que no hilvana
bien las ideas y que ahora lo deja con un desenlace más que obvio. Recuerda
a Borges, es extraño que lo recuerde, pero lo hace. Recuerda aquel cuento del
cual perdió el nombre, donde un hombre se da al trabajo de escribir por
completo una novela en el preciso momento de su muerte cuando Dios le
concede la gracia de detener el tiempo para que cumpla así su último deseo
antes de ser fusilado y con una bala a 3 milímetros de perforarle el
cráneo, durante 30 años que en realidad son tan solo 0,3 micras de segundo;
crea, revisa y corrige una novela profusa y prolija escrita
íntegramente en su mente gracias a la benevolencia de un Dios más que
piadoso.
De
un momento a otro todo se desvanece, se le corta el pensamiento y se queda con
tan sólo una pregunta que lo define por completo y a la que nunca podrá
otorgarle una respuesta concreta. Se pregunta que ha pasado,
pero nadie le responde, ni siquiera él mismo, pues fuera de la pregunta ahora ya
no piensa.
Impactó
en el suelo a las 3 con 19 de la tarde, un periódico local ubicado a 2 cuadras
capto la exclusiva del hecho. El hombre yacía ensangrentado y con el cuello
roto, vestía formal; saco, corbata, zapatos lustrosos y reloj de oro. En la
mano traía un cuadernillo de unas 12 o 15 páginas que fue clasificado como
evidencia reservada a fin de esclarecer los hechos. Un testigo clave que
pasaba por la acera de al frente y que pudo ver al hombre recién caído, declaro
a los medios que vio al sujeto saltar a voluntad al vacío desde el séptimo piso
del edificio.
Esa
misma noche y mientras veía en el noticiero local las declaraciones de un
transeúnte que aseguraba haber visto al occiso lanzarse a voluntad del último
piso del edificio, ella quemo los guantes, se fumó un cigarrillo y luego se fue
a dormir como si nada hubiese sucedido.
Diego A.
Esta buena la pagina pero te recomendaría que en vez de Archivo del Blog lo eliminaras y Mejor Etiquetalo para que asi un acceda mas rapido a cada publicación y no se haga muy extensa tu pagina, ah tb suscribete en Google Adsense .... Atte Carlos Chafoque Sánchez (Chasan) ..:!!! Saludos...!!!
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