jueves, mayo 20, 2010

Perdón por lo Mezquino

Soy un hombre libre - pienso -  mientras me toco la cabeza con ambas manos y aspiro fuertemente todo el aire que puedo, miro al cielo, pero sólo logro ver el techo de mi cuarto que siendo blanco, me recuerda paradójicamente unos capítulos un tanto obscuros y aciagos de la que fuese mi antigua vida, que en resumen no fue enteramente mala, pero que si debía de cambiar con cierto grado de desesperación.

Recuerdos, claro que los tengo, la mayoría de ellos gratos y un tanto satisfactorios, pero también están presentes aquellos otros un tanto obscuros, sombríos y dolorosos, cargados en cierto modo de un viscoso pesar. Ambos a fin de cuentas, componen gran parte de lo que soy ahora; un hombre que pretende ser bueno. Pero que a fin de cuentas es tan sólo un hombre.

En resumen he sufrido y he hecho sufrir tal vez en cierto modo involuntario a mucha gente. Sé que no lo merecían, es por eso que hoy pretendo confesarme ante ellos expiando mi culpa por los pecados cometidos alevosamente en su contra.

Es en este punto de mi vida que comprendo que nadie merece sufrir, ni siquiera aquellos a los que comúnmente se les llama malos o impíos. A fin de cuentas cada quién acaba recibiendo la contraparte a su actuar, y no sé si esto venga de modo natural o divino, pues prefiero no complicarme la vida en divagaciones teologales u otras disertaciones relativas en asuntos de la fe, castigos morales o contrapartes divinas. Por ello he acabado de aceptar por completo este hecho como una verdad absoluta que gobierne mis actos. Pero antes necesito curarme por completo de una enfermedad llamada ingratitud y felonía. Para ello debo pedir perdón en cierto modo, y si es posible a todas aquellas personas que en algún momento dañe o hice sufrir consciente o inconscientemente.

Es por eso que hoy quiero hablarte a ti; tú sabes que estas líneas que escribo son tuyas, sabes que este pedido de perdón va para ti. Por eso que no diré nombres, hechos, posibles lugares ni ningún otro referente significativo que pudieran llevar a quien leyese estas líneas hacia ti. Tan sólo te diré que quiero pedirte perdón de la forma más sincera y encarecida, a pesar de que sea algo tarde y en cierto modo tal vez innecesario, pues tal vez ya haya sido perdonado por la magnanimidad de tu ser. Pero igual te pido me perdones una vez más y me ayudes de este modo a acabar con todo aquello que me ata a aquel pasado que pretendo dejar atrás. Hoy te pido que aquí acabes públicamente con este hombre que fuese algún día un ser alevoso, de afectos mezquinos, lleno de frases hechas llenas de mentiras, pero de palabras bonita para salir del apuro. Acaba con él; con sus sentimientos escondidos, con su egoísmo, hipocresía y falsedad, con su temor a amar, con la cobardía que lo hacía huir, con las promesas rotas y con la completa sinceridad que prometió una vez pero que nunca llego a cumplir.

Diego A.

1 comentario:

  1. muy lindoooooooo!!!! haz dibujado una sonrisa en mi... gracias niño!!!

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